Y sucedió que...

Para la sociedad actual, cumplir 30 años es sinónimo de estabilidad, en donde cada persona ya debería de tener resuelto su futuro mediante una familia, una profesión y trabajo de tiempo completo con contrato indefinido.
Los 30 llevan entonces, una carga de responsabilidad y seriedad para quienes tenemos que hacernos cargo de este simbólico número de madurez.
Sin poder despegarme del tono personal al escribir, dejo a vuestra disposición mis escritos (a veces serios, a veces no tanto), en un intento empírico de saber si efectivamente los 30 me hicieron algo más, aparte de cambiar de folio.
Y eso es todo lo que tengo que decir al respecto. [Babu, julio de 2011].

The Come Back

Al comienzo de este Blog, queria contar un poco lo que es ser alguien de 30 años . Hoy que tengo 39, y este año en el que definitivamente dejo este numero tan precioso, puedo decir como corto resumen que a medida que los años pasan, se acelera e intensifica toda sensacion basica o inmadura, germinan nuevos sueños y nuevos temores. Empiezan a dejar este mundo amores, idolos y gente que nos vio de niños. Te cansas mas rapido, te emocionas mas rapido y la paciencia déjà de ser parte de tu patrimonio, la intolerancia golpea la puerta y a veces ignorarla es un tanto dificil, ya no eres un adulto joven, eres un joven viejo.

Desde la ultima vez que escribi en este Blog, he pensado en diferentes cosas para contar, pero me atrapa la falta de tiempo, y me enredo en la facilidad de la tecnologia. Prender el PC, escribir, editar, ponerle un gadget bonito y una foto es cosa de la antiguedad jajajaja, hoy posteas un comentario en 120 o 240 caracteres y hay ocasiones en que todo se reduce a un emoticon, un like o un meme. Es mas facil, es mas rapido, y solo debes deslizar el dedo en la pantalla del telefono (que hace de todo), y pasas a la publicacion siguiente. Pero vamos, no me puedo ignorar a mi misma, y lo que pienso necesito sacarlo porque sino me terminara dejando sin dormir todas las noches. Necesito comunicar, y escribir es un aliado sano que me llena, casi tanto como dibujar. Entonces aqui comenzare una nueva etapa de este rinconcito, el de La Tinta Negra.

domingo, febrero 06, 2011

XVI - Absolut enfant


Una de las inscripciones que reluce en uno de los dos arcos del Museo del Hombre en París dice algo así: "El hombre crea sin darse cuenta, tal y como respira; más el artista crea a sabiendas, en el goce de su propio dolor".

No es una traducción literal, más es la idea de lo que se quiere decir. Cuando aprenda más el idioma me comprometo a transcribirlo tal cual se debe.

Dentro de las etapas que marcan la vida de cualquier humano, a mi juicio estan: la conciencia del nombre propio, el despertar sexual y finalmente la conciencia de la muerte.

Al pensar en ello, llego a pensar que el ciclo universal se reduce a crear y destruir, para volver a crear, tal como la filosofia descrita por Hesse en "Demian" al hablar del dios Abraxas. Un huevo se rompe para que un ave nazca, el vientre se abre para que nazca un bebé, el cigarro se quema para aliviar la adicción, este espacio en blanco lo mancho de letras para poder darle un sentido lógico a su existencia.

Crear. Creador. Creación. Destruír. Doler. Romper.

Todo es etapas, todo es marca. los límites y registros que son necesarios para que universalmente sepamos dónde está nuestro mejor lugar, no el que debemos ni que el que estamos destinados, sino el que escogemos.

Hablando de etapas, bien la infancia empieza a terminar (o bien en mi caso se termina), cuando sabes que somos perecibles; al pasar de los años se puede mantener una vía de escape, en la que la humanidad sigue uniéndose de manera trascendente en el tiempo y el espacio, por que al observar algún indicio de nuestra huella que sea con un sentido, me sorprende. Y la sorpresa es el indicio mismo de la vida, ya que nos muestra que la vida es poca y hay que seguir descubriendo y disfrutando de lo que mencioné en un inicio: La trascendencia del registro humano, en lo que sea, el grabado de un metal, las manos en el cemento de la vereda de la fama, los vitrales de las iglesias, las gárgolas en los castillos, los puentes, los balcones, en fin, todas esas cosas que ahora veo pasar como diapositivas en mi cabeza y que al mirarlas trato de pensar en lo que estaba pensando el que las hizo, existencialmente absorta en el posible artista machacado, o el que dejó todo oculto en una clave maestra, y el que apropósito escribía al revés.

Es cierto que todos aportan el CO2 necesario para mi consumo de O2, pero la idea sería como hombres, ser conscientes de lo implacable que es la vida, y descubrir el secreto de la juventud que está en los ojos de un viejo que se ríe al escuchar la respuesta de su nieto, y de los que saben sonreir en medio de la muerte, a plena luz.

[Foto: Basílica del Sagrado Corazón. Momento artístico-fotográfico de quien escribe]

En el tintero: No soy católica, pero admirar la belleza es de por si un tipo de religión, visteh?. Que contento se pondría el artista aquel y los obreros aquellos. Tocar una piedra de ese lugar milenario es un honor humano.


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