Quien se paró para darle el lugar, es una mujer joven, morena, quién observa embobada al nene jugar con un muñeco de plástico. Lo que más le tiene enganchada es el diálogo que mantiene con su amigo Tomás. Sin embargo Tomás no va a su lado, tampoco le habla por teléfono, y no piensen que es el nombre del muñeco de plástico. Tomás, es ni más ni menos el fiel amigo imaginario con quién discute acerca del siguiente juego mientras dura el trayecto a casa. La mamá ya no se sorprende, es cosa de todos los días y todo el día.
En estación Irarrázaval se separan. Ella le ofrece una sonrisa que él no percibe, la tensión del juego está en su punto máximo...el tren parte y con él se vá el pequeño, el juguete y Tomás.
Ella camina hacia el exterior, viene de una derrota emocional y solo quiere aliviar un poco esa sensación de vacío en el alma. Sabe que tiene que tomar una micro que la deje en Irarrazaval con Pedro de Valdivia, pasar a comprar cigarrillos de los que se acostumbró a fumar desde hace un tiempo, quizas una botella de pisco Alto del Carmen, quizas una bolsa de hielo, quizás una de Coca Cola, Snacks, Empanadas o Pizza.
Toca el citófono, y le responde la voz que le hace ronronear al instante, sube los cuatro pisos ansiosa por uno de sus abrazos, de esos que según cuenta "son sentidos y entregados, algo mutuo, puro". La puerta espera entreabierta y ella empuja para poder meterse, saluda y nadie responde, ella ríe por que algo, supongo le causó gracia, ya que yo no he escuchado nada, ni he visto algo . Se le eriza la piel, dice que el cuello no, yo ya no se que pensar, creo que fue alguna corriente de aire, más pareciera que le hablara a alguna persona que no veo donde está, ni la escucho, ni la huelo ni la siento. Deja las cosas en la mesa, habla en voz alta, sirve un par de tragos y los lleva al sillón cercano al ventanal...observa el hermoso atardecer muriendo para nacer la noche. Habla nuevamente, quizás a una grabadora de voz -pienso- para dejar registro de todo. Es hora de dormir, se pone pijamas, se mete en la cama, se rie. Esta mujer ya me parece loca... pero lo más crítico en verdad es a la hora de dormir, ya que se pone al rincón, bien apegada a la pared, y deja un espacio, apoyando su brazo como para acoger a un cuerpo, levanta la tapa, "se mete" alguien y ella le abraza...habla y no deja de hablar hasta que finalmente se duerme.
"Zorzal maricón!", dice, y se rie fuertemente a eso de las 03.00 de la madrugada.
Al otro día, despierta con la alarma del teléfono, sonríe. Luego se inclina para recibir una bandeja que le trae la mujer del citófono. Un agua pintada desabrida, con diazepanes y otros machitunes para dopar la conciencia y las persepciones, un pan con huevo y maldad. Un desayuno perfecto para adormecer. Ella lo prueba y dice que es el mejor omelette de la vida y le da las gracias, diciendo en broma, que es el amor de su vida.
Se levanta, se ducha se viste y se va feliz, de Irarrazaval, camino contrario. Para su sorpresa, se encuentra nuevamente con el muchacho y su amigo Tomás, sonríe nuevamente complacida, y recuerda que ella nunca tuvo un amigo imaginario cuando pequeña.
Sin embargo, si yo pudiera, le diría que sí tuvo una amiga imaginaria, fue aquella que la recibió en el cuarto piso de Irarrazaval con Pedro de Valdivia, la que le daba besos en el cuello y le erizó la piel, la que le recibia las bolsas, le contaba chistes y se dejaba abrazar, complaciente por las noches, la que le daba el desayuno perfecto, las palabras exactas, los momentos precisos para encantar y recibir todo el corazon, lealtad y devoción de alguien que está agradecido de tener a la persona perfecta para sus carencias. En algunos casos la madre ausente, el padre cariñoso, la hermana que murió, la amiga del colegio, la maestra de Kinder, la admiradora de nuestros talentos, etc... todo lo que usted quiera, ella lo puede tener.
Sí, una amiga imaginaria a los veinte y tantos. La personificación del relleno a nuestras faltas en las fisuras emocionales, la ideal, la irremplazable. En el fondo, la que nunca fue real ni existió.
Gabriela Rubilar C. o como quiera que se llame, es la identidad de esa amiga imaginaria de aquella mujer (y de muchas otras personas), ¿quién eres detrás de esa perfecta puesta en escena? Eres la voz, y quien dopa, con tus maravillosos encantos.
(El mundo a sus piés, si los ocupara para bien)
La chica del metro, fue muy feliz en cada momento. ♫♫ ♫♫So happy together ♫♫ ♫♫
PD/ HEY YOU THE NUMBER NINE!!!